Teniendo como nuevos vecinos una comunidad de individuos que poco a poco he visto como edifican sus viviendas en terrenos que han invadido a otra persona, me he permitido indagar en detalles de construcción elaborados bajo la lógica humana, reflexionando sobre los procesos artesanales y rudimentarios de la arquitectura, sobre sus elementos básicos de funcionamiento tanto a nivel de materiales como de espacialidad, sobre la utilización de materiales frágiles para levantar paredes, puertas y ventanas, sobre los recorridos internos y sus vínculos con los externos. 

A través de la materialidad reflexiono sobre las situaciones de la cotidianidad venezolana desde el hecho constructivo y vivencia del espacio, desde esa cotidianidad que lleva a edificar lo que sea, como sea y con lo que sea, llevándolo a mínimas expresiones de sucesos habituales.

Mi reflexión de esa cotidianidad me lleva pensar en los procesos sociales desde las necesidades básicas como el derecho a una casa, el derecho a comida, el derecho a servicios básicos para sobrevivir a realidades que afectan a cualquier estrato social en la Venezuela actual. 

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Es una búsqueda por interpretar la sobrevivencia del venezolano actual desde la cotidianidad y el uso de su espacio, partiendo de lo edificado en suelo ajeno como situación continua, siendo este un hecho constructivo desde la informalidad busco indagar en la obra arquitectónica desde la necesidad, desde el espacio como una situación social edificada desde lo encontrado, ensamblada a partir del instinto humano de supervivencia y distribuida únicamente desde lo útil, intentando conectar el aspecto con el uso pero siempre en función del material encontrado, sin pretensiones de parecer algo más de lo que realmente es.