DESDE EL ÁRBOL DEL PETROLEO:
SU SOMBRA QUE ME AMPARA Y SU FRUTO QUE ME ALIMENTA
2015 / V Salón Octubre Jóven. Museo de Arte de Valencia. Venezuela / Obra premiada "Mención Honorífica"
Jurado evaluador: Carmen Araujo / Macjob Parabavis / Luis Felipe Aldana
“La civilización no dura porque a los hombres sólo les interesan los resultados de la misma: los anestésicos, los automóviles, la radio. Pero nada de lo que da la civilización es el fruto natural de un árbol endémico. Todo es resultado de un esfuerzo.
Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo.
Si todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde.”
José Ortega y Gasset
Medidas: Instalación 100x300x5 cm - Individuales (20 collage) 20.5x25.5 cm
Materiales: postales, papel de contabilidad, pintura acrílica, papel impreso, papel autoadhesivo
La industria petrolera en Venezuela desde 1940 fue un árbol que dio sólidos frutos para la construcción de un país, y que en la actualidad (2015) es solo una frágil rama de ese árbol “…un licor como aceite junto a la mar en tanta manera que corre por ella encima del agua, haciendo señal más de 2 o 3 leguas de la isla, y aun da olor de sí este licor…” El cronista añadía que los naturales lo llamaban Stercus demonis, y era muy útil como medicamento” S. Consalvi. El Petroleo en Venezuela. Fundación Bigott. (2004)
A través de esta colección de postales de LAGOVEN filial de PDVSA, una colección que me regalo mi abuelo paterno y me dijo "te las regalo para que las enmarques y las pongas en un lugar bonito cuando tengas tu casa" , fueron una oportunidad para mostrar ese árbol que nos da frutos constantemente a nuestra sociedad venezolana, ese árbol “inagotable” ese “licor como aceite”, el corazón de petróleo que todo venezolano tiene, que se diluye entre el precio de la gasolina y las corbatas de sus directivos.
En la instalación, muestro fragmentos de una industria petrolera a través de esta colección de postales llamada “Serie de Arboles de Venezuela I”, editadas en 1990, con ilustraciones de Mercedes Madriz, impresas en la Editorial Ex Libris, al recortarlas se convierten en fragmentos y esos fragmentos se agrupan en una composición, una búsqueda por agrupar trozos de un momento económico social por el que transita Venezuela, conectados con refranes de la cotidianidad de esta sociedad que aluden a la importancia del árbol como elemento de la naturaleza que metafóricamente representa ciertas situaciones de la cotidianidad.
Arboles reconstruidos que desmontan toda una visión de poder a través de la industria que sustenta a este país y que llevan a reflexiones abiertas por medio de interrogantes.
¿Qué significado pueden tener estas postales a partir del ente que las distribuye?
¿Es una demostración de nuestras sólidas raíces en la industria petrolera?
¿Es un sistema de educación sobre nuestra flora? O son fragmentos reconstruidos de un presente continuo?.
Y así concluyo que seguimos viviendo de la industria petrolera aunque se fragmente en mil pedazos, aunque el árbol de frutos y estos se caigan y se pudran porque no hay independencia de pensamiento que permita recogerlos y hacer otros productos, porque el petróleo es “La esperanza es un árbol en flor que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones” (Severo Catalina)
El árbol de la libertad debe ser regado de cuando en cuando, con sangre de patriotas y tiranos.